Friday, January 16, 2009

Oakland en llamas




[EE.UU] Oakland en llamas. Anarquistas, solidaridad y nuevas posibilidades en la rebelión de Oackland
Kara N. Tina. Traducido por alasbarricadas.org

"Siento que mi coche fuera quemado, pero la causa es muy triste." Ken Epstein, ayudante del editor de Oackland Post, que estaba terminando un artículo sobre la muerte de Grant, vio desde el 12º piso de su oficina entre la 14 y la calle Franklin cómo su Honda CR-V del 2002 se desintegraba en un mar de llamas.

El asesinato de Oscar Grant por el agente de policía de la BART (Bay Area Rapid Transit) Johannes Mehserle a comienzos de la mañana del día de Año Nuevo trajo una oleada de dolor a toda la Bay Area (la Bahía de San Francisco) y recordó a todos ese racismo y violencia policia que siguen siendo componentes endémicos de la sociedad de los EE.UU.. Durante los días siguientes, este dolor se transformó en una ira desbordante cuando se comenzaron a difundir en internet y en los medios múltiples videos grabados por testigos del hecho. Una semana más tarde del 7 de enero, más de mil personas de distintas comunidades de toda Oackland y del Bay Area se juntaron para mostrar su enfado y estar en presencia de otra gente que sentía lo mismo.

Esta manifestación casi sin planearlo, cerró la comisaría de policía de Fruitvale donde tuvo lugar el crimen, cuando orador tras orador se iban dirigiendo a la multitud. Sin ningún plan u organización, la gran mayoría de los que estuvieron escuchando pacientemente a los oradores por más de dos horas llevaron la manifestación a las calles con un una marcha combativa que se dirigió al centro de la ciudad cuando el sol se ponía.

Cuando la marcha llegó a la comisaría de Lake Merritt y el cuartel de la policía en el centro, comenzaron inmediatamente los enfrentamientos dejando una furgoneta de la policía destrozada junto con un container ardiendo. Los manifestantes se dispersaron por las calles cuando se oían las armas de la policía descargar y el aroma del gas lacrimógeno en el aire. Las horas siguientes fueron testigo de oleadas de disturbios y manifestaciones en todo el centro de Oackland que llegaron a forzar al alcalde Ron Dellums a salir a la calle y prometer la apertura de una investigación por homicidio en un fallido intento de calmar a la enfurecida multitud. Al día siguiente, una junta de dirección de la policía se vio sobrepasada más allá de su capacidad con miembros de la comunidad expresando su rabia indignada, sintiéndose claramente respaldados y animados a hablar por la rebelión de la noche anterior.

En los días siguientes al suceso, comenzaron a circular rumores de que los anarquistas habían manipulado el evento que en condiciones normales habría sido pacífico, y que eran responsables de desencadenar la 'violencia'. Un artículo en la portada del San Francisco Chronicle dos días después de los disturbios citaba a un organizador de la manifestación de Fruitvale diciendo que fue llevado a las lágrimas cuando su trabajo fue "destruido por un grupo de anarquistas". Esta peligrosa y manipuladora narrativa oscurece lo que realmente sucedió y porqué, en aquella tarde, en las calles de Oackland se desencadenó una muestra tan poderosa de resistencia y solidaridad que dio a muchos un poderoso impulso de nuevas posibilidades radicales.

Es cierto que había anarquistas presentes desde el comienzo hasta el final el miércoles. En contra de algunas generalizaciones que asumen que todos los anarquistas son blancos, aquellos que estaban allá el miércoles venían de diversos entornos. Participaron en una amplia variedad de formas; desde difundir la convocatoria de la movilización para conseguir una amplia asistencia, a pasar horas pintando pancartas, participando en acciones callejeras militantes, siendo rodeados por la policía y en ocasiones golpeados y arrestados. Entre los más de 100 miembros de la comunidad detenidos hay anarquistas que ahora afrontan cargos que van desde disturbios menores a distintas acusaciones.

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